
Las personas mayores, sobre todo si han tenido mucha actividad durante su etapa activa, pueden sufrir diversos grados de depresión. La depresión en personas mayores surge cuando las personas perciben que sus facultades físicas o mentales se ven disminuidas.
Cuando surgen determinadas señales todo apunta a que puede tratarse de una depresión.
Puede ser cansancio, indefensión o falta total de motivación. La pérdida de ilusión por cosas que anteriormente generaban una gran estimulación es uno de las primeras señales. Si esta sensación perdura en el tiempo estamos antes uno de estos casos.
A medida que nos hacemos mayores pasamos por varias etapas que pueden motivar esta situación. La jubilación juega un papel fundamental en este proceso. Para muchas personas esta nueva etapa significa caer en la irrelevancia social. Otras causas son la pérdida de seres queridos, la intranquilidad por el paso del tiempo o problemas de salud. Todas estas situaciones indeseables pueden propiciar una depresión.
Todavía hoy existe cierta indiferencia respecto a la depresión en personas mayores
Existe cierta incomprensión generalizada sobre esta situación y socialmente no se suele abordar con la importancia que lo requiere. Desconocimiento o falta de empatía son factores que, las personas que lo sufren, se encuentran a diario.
Se suele asociar vejez con un síntoma de debilidad. A veces nos cuesta relacionar esta etapa de la vida con amplia sabiduría. Si las personas del entorno social o familiar no gestionan adecuadamente y con naturalidad esta situación, puede desembocar en problemas mentales y depresión. Vejez no está asociado a esta enfermedad metal, sino que es algo adquirido. De no tratarse adecuadamente puede acabar en un problema de mayor calado.
Los expertos apuntan a varios tipos de depresión
Depresión grave o mayor:
Ocurre cuando la persona presenta determinados síntomas que le impiden realizar con normalidad determinadas actividades cotidianas, como por ejemplo: dormir o trabajar. Otros síntomas serían la pérdida de apetito o como bien apuntábamos antes, desinterés generalizado por cosas que previamente sí eran motivadoras.
Trastorno depresivo persistente
Se considera persistente cuando es un trastorno de menor intensidad pero de larga duración.
Depresión menor
En este caso los síntomas son también de menor intensidad, pero de corta duración. Son más bien brotes puntuales y son los más fáciles de gestionar.
No confundir depresión con tristeza
Una de las cosas que los expertos saben valorar, es la diferencia entre depresión, en cualquiera de sus formas anteriormente vistas, y la tristeza. Como es lógico tiene síntomas similares, pero una está asociada a un episodio concreto y la otra es una enfermedad mental que además puede convertirse en crónica. El diagnóstico es clave para remediar el problema, por lo que ante los primeros síntomas conviene contactar con un especialista.
Síntomas generales de depresión en personas mayores
Como se mencionaba anteriormente a la menor de las sospechas conviene contactar con expertos en la materia. De este modo se pueden evitar males mayores.
Estos son algunas señales que pueden indicar que hay un problema.
Falta de interés por cuestiones donde previamente existía motivación.
Tristeza constante y ansiedad.
Sentimiento de vacío continuado.
Falta de apetito.
Pesimismo.
Sentimientos de culpa y baja autoestima.
Falta de energía, desasosiego y malestar.
Pérdidas de memoria y problemas de concentración.
Problemas de sueño.
Pensamientos negativos, muerte, suicidio, etc.
Trastornos digestivos, molestias, dolores de cabeza.
Irritabilidad.
Nuestro personal está capacitado para mitigar este tipo de situaciones por medio del acompañamiento y el cariño. Las actividades son importantes en este tipo de situaciones, del mismo modo que la capacidad de proporcionar ánimo. Entendemos que esta etapa de la vida debe ser un momento de máxima felicidad y descanso y trabajamos para que nuestros mayores así lo perciban.